
Ella vino,el se fué,
no se miraron ni se besaron,
ella pensaba,te espero....
él soñaba, volverá...
los dos creían, solo unos dias...
en una esquina aguardaba
paciente
el tiempo...
el viento se decía,
no es mi culpa!
la luna cansada,
qué puedo hacer?
solitarios los árboles
lloraban.
Un niño triste
jugaba sin saber con quién,
a tropezones,
desorientados,
deslumbrados por
las luces de la juventud
se fueron alejando
sin saber nunca porqué.
Hilda Breer
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