En la bahía misteriosa aguardaba el cantar de los valientes,
La sirena de Ulises, el océano del marinero, la poesía del poeta.
Y más allá, en el horizonte se encontraba la penumbra misteriosa del olvido.
Bajo la mirada vigilante de los dioses, se encuentra tu presencia desafiante,
Desafiando el poder de Zeus, desafiando el poder de ares.
Es el cantar de tu hermosa voz que hace huir a cíclopes y titanes,
Es el brillo de tu corazón quien hace que soldados valerosos caigan al abismo.
Ni Aquiles, ni el poderoso heufrates desafiaran mi poder,
Pues contigo a mi lado soy inmortal, y con un clavel les haré huir como si una lanza tratase.
El poder del universo es infinito decía Arquímedes, el poder de una flor es inmortal digo yo, al contemplar la belleza que mana en ti como si de Afrodita hablase.
La tempestad cubrió la tierra, las miradas perdidas al océano inundaron la colina.
Tus ojos iluminaban mi vida, y con un simple gesto de tu mano hiciste del suelo brotar majestuosas flores que pronto cubrirían el umbral del castillo de los dioses.
En la bahía misteriosa aguardaba el cantar de los valientes…
En la bahía misteriosa aguardaba mi corazón desecho…
En la bahía misteriosa aguarda la espada y el escudo… y ahí prevalecerá el alma del guerrero, cuyo corazón a muerto para siempre… por el imperdonable daño causado a su único y verdadero amor…
Perdido para siempre en el olvido, el cuerpo descompuesto del guerrero permanece en la bahía cubierto por las aguas de la amargura…
Que el océano hago el resto… y el alma del guerrero arda en el infierno para que la dulce presencia de la hermosa dama viva para siempre… lejos de tanta maldad…
Lejos… de tanta soledad… lejos del mal.
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